He leído muchos libros en un año. En eso sí me he mantenido constante. Y esa es precisamente una de las razones por las que entré en ese círculo vicioso que me llevó a abandonar el blog. ¿Por dónde empezar a volver a reseñar? Y, bueno, como todas las trampas que nos ponemos para no hacer lo que nos proponemos hacer, era un falso dilema. La respuesta era tan sencilla como esta: por el primer libro que me viniera a la cabeza de entre todos los leídos y no reseñados.
Y ese no es un libro ni poesía ni una novela. Bueno, una novela sí: una novela gráfica, un clásico del manga: Barrio lejano, de Jiro Taniguchi. El libro más conmovedor que he leído durante esta travesía del desierto. Y, precisamente, la historia de un regreso.
Un hombre de cuarenta y muchos visita al equivocarse de tren su pueblo lejano, en el que pasó su infancia. Ante la tumba de su madre, se desvanece. Cuando recobra el conocimiento vuelve a tener catorce años, ha vuelto atrás en el tiempo, es un adolescente, pero conserva su consciencia de adulto. Y vuelve al año en el que sabe que su padre desaparecerá, abandonará a su familia, un hecho traumático que nunca llegó a comprender.
¿Es posible cambiar el pasado? El protagonista, Hiroshi, lo va a intentar. Y, en algunas cosas, aparentemente lo conseguirá. Será más popular que en su primera adolescencia, y tendrá la novia que siempre soñó tener. Es lo que pasa. Si pudiéramos volver a vivir la adolescencia con todo lo que sabemos ahora... Cuántas veces hemos pensado eso. Qué breve es la juventud, y qué desaprovechada nos parece cuando la recordamos ahora. Y qué irrecuperable.
Pero además, descubrirá el misterio de su padre, la razón de su abandono. E intentará impedirlo. Y fracasará. Y el pasado se repetirá como fue. Inexorablemente. Porque el pasado puede llegar a entenderse, pero no a cambiarse.
Es una historia muy hermosa, impecablemente narrada, con unos dibujos sobrios, expresivos, cercanos. Una novela gráfica, sensible y delicada, que recomiendo mucho en estos días además en que Japón se siente más cercano que nunca. Un delicado golpe en el hígado que duele mucho tiempo después de haberse recibido.
Leído ;-)
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