martes, 22 de marzo de 2011

Barrio Lejano


He leído muchos libros en un año. En eso sí me he mantenido constante. Y esa es precisamente una de las razones por las que entré en ese círculo vicioso que me llevó a abandonar el blog. ¿Por dónde empezar a volver a reseñar? Y, bueno, como todas las trampas que nos ponemos para no hacer lo que nos proponemos hacer, era un falso dilema. La respuesta era tan sencilla como esta: por el primer libro que me viniera a la cabeza de entre todos los leídos y no reseñados.

Y ese no es un libro ni poesía ni una novela. Bueno, una novela sí: una novela gráfica, un clásico del manga: Barrio lejano, de Jiro Taniguchi. El libro más conmovedor que he leído durante esta travesía del desierto. Y, precisamente, la historia de un regreso.

Un hombre de cuarenta y muchos visita al equivocarse de tren su pueblo lejano, en el que pasó su infancia. Ante la tumba de su madre, se desvanece. Cuando recobra el conocimiento vuelve a tener catorce años, ha vuelto atrás en el tiempo, es un adolescente, pero conserva su consciencia de adulto. Y vuelve al año en el que sabe que su padre desaparecerá, abandonará a su familia, un hecho traumático que nunca llegó a comprender.

¿Es posible cambiar el pasado? El protagonista, Hiroshi, lo va a intentar. Y, en algunas cosas, aparentemente lo conseguirá. Será más popular que en su primera adolescencia, y tendrá la novia que siempre soñó tener. Es lo que pasa. Si pudiéramos volver a vivir la adolescencia con todo lo que sabemos ahora... Cuántas veces hemos pensado eso. Qué breve es la juventud, y qué desaprovechada nos parece cuando la recordamos ahora. Y qué irrecuperable.

Pero además, descubrirá el misterio de su padre, la razón de su abandono. E intentará impedirlo. Y fracasará. Y el pasado se repetirá como fue. Inexorablemente. Porque el pasado puede llegar a entenderse, pero no a cambiarse.

Es una historia muy hermosa, impecablemente narrada, con unos dibujos sobrios, expresivos, cercanos. Una novela gráfica, sensible y delicada, que recomiendo mucho en estos días además en que Japón se siente más cercano que nunca. Un delicado golpe en el hígado que duele mucho tiempo después de haberse recibido.

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