lunes, 8 de marzo de 2010

Sobre la intemperie


Hace algún tiempo, poco antes de todos los terremotos de los últimos meses, recomendaba un libro de poemas de Ada Salas. Proféticamente, se titulaba Esto no es el silencio.

Hoy, cuando de pronto he sentido la necesidad de volver a escribir en el blog, pensé que no era buena idea hacerlo con una reseña más, tender un puente entre dos meses de silencio como si tal cosa. Y eso que en este tiempo he acumulado algunos libros en lista de espera. Pero todo llegará.

Y de pronto, lo tuve claro: el puente y el signo.

Y retomo el discurso donde lo dejé, reproduciendo un poema de Ada Salas. El último, el que cierra el poemario (Hiperión, 2008).

“HUNDE

la casa.

Trabaja noche y día

en destruirla

pues noche y día habías trabajado

para esconderte en ella.

Destruye hasta que nada

entre el escombro

te sea reconocible.

Comparte la intemperie

con otras alimañas.

Acostúmbrate al frío

mortal

de las estrellas

al ojo indescifrable

que habías olvidado.

Porque sólo las ruinas

-lo supiste

una vez

por qué en tu descuido

lo habías olvidado-

porque sólo las ruinas

pueden

en verdad

habitarse”.

Pues eso. Que esto no es el silencio.

Que declaro clausurado el tiempo de la destrucción.

Que habrá que construir entonces, desde la intemperie.

Y que he vuelto.