sábado, 24 de diciembre de 2016

Una palabra tuya


"El que me ama aleja a mis dobles"
Alejandra Pizarnik


Intento encontrar
la palabra exacta.
Devolverte cada una de las tuyas.
Y mostrarte el punto preciso
donde quedan,
ese hueco que a veces
intenté nombrar
y que inadvertidamente
tú colmas.

No digo que pueda
pero voy a intentarlo:
nombrar ese efecto,
decir la luz,
decir la ligereza inexplicable,
nombrar el cielo azul
-como de marzo-
que de pronto es todo el cielo.

Nombrar ese acontecimiento
súbito.
La sensación de que algo se ha marchado,
algo que no era, que era huella,
que era hendidura,
que era mancha que ahora se deslíe,
que se disuelve como en hilos oscuros,
que parece ser fluida, ella
que parecía formar parte
de mí.
Y ser todo yo completo,
ser todo yo sin ella.

Decir eso que estaba
exactamente ahí,
en el estómago.
Y que de pronto no está.

Y es tan extraña la sensación del vacío
que a veces se confunde
con la vieja presencia,
con el viejo aguijón que llegaba
no sabes de dónde
y era parte de mí
y era presencia extraña.

Intento encontrar la palabra exacta
para nombrar a ese que soy cuando me invocas.
Para nombrar a ese que miran tus ojos
cuando parecen mirarme
y que me sé yo mismo
esperándote para ser descubierto,
como un archipiélago remoto al que faltaba una isla
y esa isla descubre la forma inesperada,
y le da un nombre entre los archipiélagos
y el mar.

Intento responder
a tu conjuro.
A tu palabra mágica,
a esa voz perfecta con que la dices
toda entera.
Y puedo apenas balbucear,
tentarme el hueco dejado por el hueco,
asomarme a la luz y al cielo inesperado
y rodear la palabra,
rodearla hasta darle forma y amasarla,
hasta darle la forma exacta
hasta pulirla como una piedra junto al mar
de la infancia.

Me contento por ahora con mirarte
y tantear torpemente en el lenguaje
y rebuscar en el lenguaje desgastado
por el uso inadvertido o imprudente,
y glosar aquello que no puede ser glosado,
y rodear aquello que rodear no basta,
hasta dar al fin con la respuesta
precisa a tu palabra precisa,
hasta nombrar esto que tú y yo construimos
y es sólo nuestro.

¿Cómo decirte que siento que al nombrarme
me completas,
que cancelas la espera y la intemperie?
¿Cómo decir esto que es ligero y sin embargo
tiene la consistencia
de lo sólido,
que me anuda y me devuelve,
hijo pródigo yo mismo de mí?

Intento encontrar
la palabra exacta
para devolver las tuyas.
Y me contento por ahora con mostrarte
el lugar donde estaba la herida,
el hueco,
la punzada repentina en el estómago,
ofrecerme completo y vulnerable
y pedirte con los ojos,
con mis palabras circulares
y con mis manos
y mis labios
que vuelvas
a besar
la cicatriz.